Devin Townsend encontró su ZEEEEEEN [en grito gutural] con Empath


No me gusta ser el que dice "es probable que no lo conozcas", a menos que sea muy obvio que no lo hagas, como cuando presento a un músico bahameño o a una banda de punk chamánico, no sé. No obstante, creo que acotando por género si puedo decir que, si no son metaleros, es muy probable que no ubiquen a Devin Townsend. Este pelón canadiense es a la música lo que Mike Patton es a la... em... música también. Ambos son hiperkinéticos, les gusta estar constantemente creando y sobre todo innovando. Claro que Patton es una persona más ecléctica en sus trabajos, mientras que la mayor devoción de Devin siempre fue sacarle todo el jugo posible al metal y experimentar con todos sus extremos. No por nada el estilo de sus bandas Strapping Young Lad y Devin Townsend Project son metal extremo. Aún así, ha incursionado en el punk con la banda satírica Punky Brüster, el metal alternativo con Devin Townsend Band y el country con Casualties of Cool. Para él, la cosa es hacer lo que le plazca y practicar y practicar.
Lo que encuentro más interesante en su carrera musical es cuan conectada está con su vida personal. Para ejemplificarlo les daré un poco de historia:
Devin partió su carrera musical como guitarrista cuando aún era un liceano, hasta que una disquera ligada a Sony lo descubrió y le ofreció participar con Steve Vai en un disco ambicioso de puros virtuosos (que terminó siendo un bodrio para la crítica). Devy, como lo llamaré cariñosamente, terminó muy enojado con la actitud negativa y el control de los sellos sobre sus artistas, así que pescó sus weás, se puso el sombrero y reclutó a un grupo de supermutantes para formar la que aspiraba a ser la banda de metal más pesada de este lado de la tabla periódica. Así nació Strapping Young Lad, un cuarteto que combinó la audacia de los poliritmos con la agresividad de la batería culiá monstruosa de Gene Hoglan, junto a las letras hiper-agresivas de Devy, que nos presentan su historia de como se cansó de la industria, no soportó más mierda y ahora es él quien está en control de su arte y su destino. En varios discos se encuentran canciones que más parecen monólogos de una persona con tourettes, pero detrás de las chuchadas hay un furioso grito de confusión de una víctima del trastorno bipolar. Sip, Devin Townsend también es un ser solar-lunar, y desquita su frustración con el metal más ruidoso y complejo que pueda crear. De hecho Detox, su single más conocido, va por esa onda, un grito desesperado de alguien que no se siente cómodo en ninguna parte, observado por todos y como él sabe que no es normal sentirse así, hecho una filtrafa humana.

Pero SYL se acaba y Devy inicia varios proyectos con su nombre, su plata y una pantalla verde, cada uno más cuático y épico que el anterior. Parecía que su megalomanía le ganaba. Pero si algo nos indicaba el tema Zen del disco Alien de SYL, es que él ya estaba en busca de un estado de paz y se hizo más evidente en su trabajo solista Trascendence, pero siento que ahora, después de varios discos ambient, fusión ambient/extreme metal, por fin encontró el equilibrio espiritual de Freddy Turbina.

Tras mucha preparación y edición, el año pasado Devy, usando las moneditas de su chanchito y sacando varios millones de la cuenta bancaria, volvió a las pistas de la música en disco y sacó un nuevo trabajo titulado Empath, muy alejado de los discos conceptuales de antes, que contaban ya con todo un universo como el extraterrestre Ziltoid el omnisciente de la duología homónima, los Poozers, la War Princess y el Capitán Spectacular. O el viaje demoníaco del protagonista de Deconstruction en busca de la naturaleza de la realidad (oculto en una hamburguesa que el diablo entrega al protagonista y no puede comer por ser vegetariano, en un clímax tan ridículo como brutal). Acá no. Empath es una galaxia de emociones y estilos.


Si bien el mismo Devy aclara que no es conceptual, muchas de las canciones parecen reflejar el mismo tema: el autoconomiento, el samsara, la autoreafirmación y la voluntad de seguir adelante con la vida. Pueden que todos suenen muy dispares entre sí, pero no son más que los elementos que componen la búsqueda de aquel que anhela la paz en si mismo y en quienes le rodean. Ahora claro, a diferencia de la postura budista que uno podría encontrar en tales partes, hay mucha reafirmación al ego, pero me digo ¿no tienes que tener algo antes de hacerlo desaparecer? Para muchos el ego es una trampa, un escollo que te ancla, pero antes de sacarlo sin más hay que conocerlo y si puedes llevar una buena vida con él sin afectar a los demás, pues que se quede.
No sé, weá mía.
Siendo el disco una proyección del Devy actual, tiene de todo: empieza con un tono muy orquestal, muy melódico, en Castaway y Genesis (que se presenta con un "si se te pasó por la mente que estarías mejor muerto..." y nos da un resumen rápido de millones de años de creación hasta llegar a tí, justificando la existencia de la felicidad y la tristeza), hasta que poco a poco empieza a agarrar algo de ese speed metal que le pone a veces, cambia la canción y es un metal progresivo hermoso como Spirits Will Collide, el intro reggae de Borderlands que flirtea constantemente con el ambient, la hermosa y digna de musical de Disney Why? y puta, harto virtuosismo y una montaña rusa de emociones y estilos, como les advertí en un principio, cuando llega a sus pieza extendida y poliforme Singularity. Bueno, dije galaxia, pero bacán que haya usado esa analogía porque si algo vuelve a tomar Devy, al menos en sus videos, es la presencia de ciencia ficción y espacio en la temática. De hecho, miren el video de Why? y entenderán por que es tan bonitors.



El trabajo orquestal impecable, la voz de Devin es un patrimonio de la humanidad, su registro que no sé si definirlo como tenor le sale muy natural, lo mismo sus guturales. Pero junto a la letra, una bonita conversación sobre como los lazos terrenales nos pueden llegar a condenar, también está el video y una alusión budista (diría que bön) super bonita sobre no temer al vacío y aceptarlo como una fuerza creadora y liberadora. Y como les decía, siempre la temática espacial a la palestra, hasta en el video de Spirits Will Collide siento una referencia sutil a "El Restaurante del fin del mundo" de Douglas Adams con lo del planeta que sirve como amplificador para el megaconcierto espacial de "Zona de Desastre". Solo faltaba el gran finale de tirar una nave contra el sol más cercano.

En el fanpage dejé una pregunta que, como siempre, nadie me respondió, e iba sobre si la música les ha ayudado en momentos malos de sus vidas y con que canciones y toda la weá. Iba al caso porque con este disco me pasó eso, que estaba super mal emocionalmente hace unos días, pero dando vueltas por youtube escuchando música me dije "weón, el disco es del año pasado y no lo he escuchado" y como les decía, la línea que abre Genesis hizo que mi Martin Prince interior dijera "dime más".

Por si la referencia no les acompaña

Es por esto que mi veredicto es un: si les gusta el metal, no sean monicacos cerrados de mente porque las canciones no les hablan sobre peleas con dragones y sexo como les prometió Jack Black y denle una oportunidad al menos al aspecto técnico del disco. 10 de 10 al pelao canuckistaní.  Y si no les gusta el metal, mucho menos escuchar algo que suena super piola y a los 5 minutos piensan que les cambiaron el disco por uno de death metal, quizás podrían pasar de largo. Devin tampoco es para todos, pero tampoco un gusto adquirido. Lo mismo con las letras, que si bien tienen un grado de iluminación interna, tampoco son el manual para la vida perfecta. Ese lo escribimos al caminar.

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