El mundo de la música está lleno de raros. Es un poco perogrullesco este axioma, porque el otro axioma asevera que los artistas de por sí ya son raros; mas hay niveles. Hay artistas cuya rareza es tener sexo en el estudio de grabación y después chantar los ruidos en un tema y hay otros que se cagan en el escenario, lanzan la caca al público y se la embardunan en la cara. Sí, sé que saben quienes son, tranquilos. Otros son derechamente gente con trastornos psiquiátricos. Por otra parte la rareza cumple dos funciones y solo una es práctica: O es el sello del artista para diferenciarse o "aquí trata de dechire" algo. Y con esto en mente presento a Bill Drumond y Jimmy Cauthy: los KLF. Sobre ellos y más después del salto.
Alsophocus y Godard antes de la cuarentena |
En la segunda semana de cuarentena |
¿Quienes son estos abuelos? Preguntarás con tu mirada inocente y muerta de generación Y. Ellos, hijo, son los que pusieron el rap en el tecno, los que pusieron coros falsos en el tecno, los que pusieron el Doctor en el Who en el tecno y samplearon la vida misma y la metieron en el tecno.
Este no es blog que tenía, así que no habrá biografía larga ni menos link de descarga, buscaré ir directo al grano. Bill y Jimmy llevaban varios años en la industria musical cuando se conocieron y decidieron que estaban chatos de las frías e inhumanas corporaciones, así que había que seguir produciendo por otras partes y, fieles a sus creencias discordianistas e influenciados por la magistral trilogía Illuminatus de Shea y Anton Wilson, se pusieron a componer música House metiendo todo el sample que pudiera violar derechos de autor, como los Beatles y Abba.
Su primer proyecto/banda se llamaba The JAM, que eran siglas para the Justified Ancients of Mu Mu, una cábala conspiracional en la trilogía de novelas y un duo de terroristas musicales empeñados en robar todo de todas partes via, com dije, sampleo. En la segunda mitad de los 80 sacaron temas medios raros y caóticos, pero que lograron hacerse de una fanaticada tanto por su postura como por su música. Ya por el 88 y 89 cambiaron su nombre a KLF, la sigla con mil significados, y las letras y videos se tornaron más esotéricos y cargados de símbolos. Entonces empezaron a sacar temas super buenos dentro de lo simplonas que son sus letras, pero el ritmo cumple su cometido y su tecno house agresivo pegaría tanto ahora como entonces. De hecho lo memorable de su carrera están bajo estas tres letras. Escuchense la trilogía del House de estadio y la casa les olerá a noventas toda la noche. Espero que para ustedes los noventa no hayan olído a genocidio, como en esos países europeos.
La fama les permitió darse rienda suelta a sus weás raras en vivo, por ejemplo tirándole billetes al público con mensajes de "Niños los amamos", le revivieron la carrera a una cantante country metiéndola en un temazo entero tecno y en una premiación ya a principios de los 90 subieron al escenario de los Brit Awards haciendo un cover grindcore de 3 AM Eternal, un favorito del punchi punchi, y dispararon salvas de metralleta a ejecutivos musicales sentados en la primera fila. Al terminar todo y mientras los cuicos comían en la cena post-ceremonia, tiraron una oveja muerta con un cartel que decía "morí por ustedes. Bon apetit!". Todos dijeron "jojojo, estos chiquillos", pero no sabían que era el último dedo del medio a la industria y meses después anunciaron su retiro en grande, destruyendo su catálogo, enterraron en Stonehenge la estatuilla que les dieron en esta premiación y crearon una fundación pro-arte que terminó quemando un millón de libras esterlinas en una isla británica.
Ahora, todo esto ¿significó algo? Puede que si, tanto shock ciertamente hizo volar varios monóculos de ejecutivos. Aparte quemaron plata, te ofendieron hasta a tí, que no tenías idea. Aún con todo esto, volvieron 23 años después de la quemazón, un 23 de agosto y 23 segundos después de medianoche subidos en su camión de helados y lanzando su libro "2023: La trilogía" que tengo por ahí sin leer.
En el espacio intermedio a su cambio de The JAM a KLF se encarnaron por un ratito en el mote de The Timelords. Ahora la premisa era tan bacán como weona: ellos ya no hacían música, sino que el nuevo single y número uno radial lo compuso el auto de la banda, llamado Ford Timelord. Junto a eso hicieron la arriesgada jugada de sacar un panfleto titulado "El Manual (Como escribir un hit radial de forma fácil)". Este tema era Doctorin' the Tardis, una pieza armada sampleando sonidos de Doctor Who, "Blockbuster" de The Sweet y el ritmo megafunado de "Rock n' Roll Part II" de Gary Glitter. El manual no lo he leído, no sé bien que dice, pero el tema si lo conozco y los hechos también. ¿Sirve el manual? En cuanto a la praxis del contenido no sé, pero la evidencia dice que sí, el tema pegó super bien, a pesar de ser una weá entera mongola. Digo, no había esfuerzo en nada, ellos lo sabían y sabiéndolo lo lanzaron y también sabían que le iría bien. No es por menospreciar al público, pero quizás menospreciaban al público. Pero le achuntaron, que evidencia más quieren. La gente consumió en cantidades este adefesio y les gustó. Y hasta a mi me gusta la weá.
Hora del juicio y las mediciones.
Basándome en la escala de dureza de Kate Mohs, mi puntuación va así:
Ritmo (10/10): Hay que reconocerlo, el beat de Gary Glitter es pegajoso, con sus golpeteos de pies y palmas a lo We Will Rock You pero menos agresivo y más festivo.
Melodía (2/10): No sé si se mide eso en la música tecno, pero ciertamente los vetustos de KLF les importaba un rabanoski porque sabían que a su público consumidor de éxtasis le importaba un rabanoski.
Letra (4/10): Si, soy muy amable con la puntuación. La weá solo dice "DOCTOR WHOOOO, DOCTOR WHO, DOCTOR WHOOOO, THE TARDIS", pero es chistosa. No tenían la intención de ser comedia, pero lo es. Hechos son hechos y la comedia es subjetiva.
Lulz (10/10): Como no va a haber lulz si ya lo dije antes. La weá es tan tonta que es buena, como Jackass. Y el auto compuso el tema po. A ver si tu Bad Bunny hace eso. No po, no puede. Y si lo hace hasta el auto le patea la raja.
Pánico causado en la industria musical (8/10): Lo hizo un poco en sus días. Digo, remeció algunas piernas flácidas y derramó unos martinis, pero más que nada porque no entendían que hacía el par.
Mi veredicto es:
Conchetumare la weá tonta y buena. Gócenlo que no hay tiempo pa ser graves.
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