Canta, O musa, sobre la cólera del Portador del águila y como la weá nunca termina

Ubisoft malaka, ¿cuando te vai a sacar uno ambientado en la guerra de los cien años?

Al igual que pasa con sagas como Star Wars o Harry Potter, habrán conocido de forma directa, indirecta o en una mención de pasillo de oficina sobre la saga de Assassin's Creed, pero ya no puedes no conocerla. Entre quienes la jugaron están los que engancharon desde el principio, empezando como pequeñas larvas millenials que escuchaban, no sé, Soul Sister (canción mierdera del momento) y los que llegaron tarde a la fiesta pero siguieron siendo fieles hasta su última y ambigüa entrega ya en plena adultez, guata chelera y calvicie. El resto son zorrones que se dieron cuenta tarde de que no era un FIFA o niños ritalin, supongo, no soportaron el primer título y dijeron "weón, que cagá más fome, no entiendo ná. Mejor sigámonos pajeando con videos de I wanna be the guy".
Por mi parte entré super tarde al fandom, tipo 2013, cuando, obligado por la necesidad tras la explosión de un computador viejo,  pude comprarme un PC bueno y jugar el primero. Ahí me di cuenta de que el zorrón y el niño ritalín en parte tenían razón, había algo fome y era lo repetitivo de las misiones. Pero jugar weás con mala gráfica pero mucho corazón me enseñaron a apreciar el valor de la trama, y Assassin's Creed tenía un estilo de ciencia ficción a un nivel novelesco que encontré atrapante al toque. Y claro, si está inspirado en una novela llamada Alamut, al menos la locación, personajes, sociedades secretas y eventos históricos, pero el elemento de la memoria genética y la lucha eterna entre dos cosmovisiones con un fin similar pero diferentes vías es original al concepto. Ver como usaban a un tipo para retroceder a sus ancestros vía "magia tecnológica" aplicada a su ADN mitocondrial me voló la megamente. Y más cuando el juego termina y... no, no hay spoilers a estas alturas, no sean llorones... termina y tu maestro termina siendo poseído por la ambición del poder que detenta el fruto del Edén y, una vez arrebatado de la mano muerta del maestro, revela un mapa mundial en pleno siglo XII (imaginate esa weá, un mapa de toda la tierra revelado a alguien en una época en que lo más lejano que se conocía, de oeste a este y a nivel general, eran las Azores y Japón) con la ubicación de más piezas. Aparte asesinar a personajes históricos del período de las cruzadas, encontrar historia dura tergiversada para la diversión y todo eso, solo terminó mejorando a la segunda entrega dividida como trilogía de AC2, Hermandad y Revelaciones. Revelaciones lo encontré medio pajero, pero porque no cachaba mucho sobre Bizancio, aunque con esto algo me interesó. Aún así lo jugué para cerrar la historia de Desmond... que terminó continuando con el III, que es bueno pero, sumado a las entregas posteriores que poseían mecánicas similares (exceptuando el Black Flag y el énfasis a las batallas navales) y misiones cada vez más trilladas, comenzó a mostrar el desgaste de la saga.

No resumiré cada título porque es una saga larga y para eso está el innernet y su serie de tubos, además que de las primeras voy a la mitad del 3 y me queda caleta, pero sí les hablaré de mi experiencia con el revival del 2017, cuando Assassin's Creed Origins reordenaría el estilo de juego.
  Hasta la fecha cada AC se había centrado en el asesinato (duh) y el stealth, dependiendo más de habilidades que de enfrentamientos directos. De hecho, la Hermandad te instaba a evitar conflictos y por eso disponías de elementos de camuflaje en el ambiente, desde pilas de hojas hasta las multitudes. Origins, ahora ambientado en los días de decadencia del Egipto Ptolemaico (Cleopatra y toda esa mano), no dispone de los edificios altos ni los gentíos que siglos después ayudarían al asesino, por ende el conflicto pasa a ser directo en la mayoría de los casos. Eso tiene sentido, considerando que la Hermandad aún no existe, los asesinos no siguen un credo ni un entrenamiento y, si bien se dispone de una hoja oculta para asesinar, muchas veces te verás en peleas cuerpo a cuerpo tanto por la historia como por el mundo abierto. Eso le hizo hervir las espinillas a muchos fanáticos de toda una vida, porque la saga se veía despojada del elemento que la definió que era el stealth (pasar piola, pal que no cacha). Para esta gente la saga estaba muerta, el juego roto y los juegos contaban desde el primero hasta el Unity porque razones.
Siendo honesto, me importó un soberano pico el cambio. La recreación del Egipto helenístico es hermosísima, tanto que te dan ganas de simplemente recorrer las pirámides y los barrios bajos por la viveza de su representación. La weá fue tan aplaudida que hasta sacaron un modo museo para aprender de historia (cosa que antes hacía el Animus vía Shaun Hastings) y con él puedes recorrer sus calles, templos y ruinas y aprender sobre sus costumbres e historia en una visita guiada, con material complementario incluido. Fue la media pega. Pero volviendo a lo técnico, el estilo de pelea me fue un poco difícil de controlar al principio, recordando botones que en realidad son sencillos, y cambiando armas según la función que requieras, muy estilo RPG. A veces pelear en números era insoportable, pero a medidas que subías de nivel podías adquirir habilidades pasivas que te ayudaban, nuevamente muy RPG. Aún así, la historia y la jugabilidad no me atrajeron en un principio hasta que poco a poco la trama me atrapó y el drama y la historia universal se desenvolvían como tapete real ante mi.

Eso con el Origins, que me satisfizo tarde, pero lo hizo. Y aún no lo jugaba cuando un año más tarde sale otra precuela titulada Odyssey. Ahí no entendí que chucha, pa que cresta sacan uno que se llama Orígenes si la weá no es sobre los origenes y blablablá, pero hay que jugarlo para entenderlo y así fue. Bueno, igual con el Origins sentí que estaba todo listo, hasta me reí cuando apareció el emblema asesino por primera vez, pero siempre se puede reducir más al absurdo. Si el Humankind, el juego de prehomínidos que tengo en la play, tiene guiños al AC no me sería raro y a la vez me volaría los sesos.
Termino el Origins, compro el Odyssey y aparece un nuevo cambio a la mecánica: el sistema de lucha es el mismo, solo que sin escudo, pero hay un cambio de botones a fin de insertar habilidades activas, que compensan caleta la falta de escudo y un parry que siento más lento, pero a su vez requieren de una suspensión de la credibilidad intensa. En el anterior la habilidad más rara era guiar una flecha, acá puedes saltar desde el Taigeto y caer ileso, golpear el suelo y mandar a volar a todos, arrojar tu lanza y teletransportarte, usar la pulenta y chistosa "patada espartana" (no faltará el weón que creerá que era movimiento clásico espartano) y sanarte con, no sé, magia. Esa es una buena adición comparada al título anterior, donde tenías que escapar y esperar a que no te lleguen flechas para sanarte a paso de marihuanero. Pero sigue requiriendo una falta de cuestionamiento por todo lo que pasa.
No obstante, el juego en sí es casi tan hermoso como el anterior. Digo casi porque algo que aprecio de los AC es su apego a la veracidad, con una que otra modificacion o error para favorecer la jugabilidad o en pos de la trama. En Origins se nota que se dieron la media paja de meter la mano al bolsillo y contratar egiptólogos para documentar construcciones, costumbres y gente, pero aquí, si bien también lo hicieron y a su vez destrozan una que otra concepción histórica errónea (que ya mencionaré), se van en volás pasteras con monumentos monolíticos a los dioses de cada lugar, una cabeza gigante de Medusa, monstruos mitológicos irrumpiendo donde nos dijeron las leyendas (elementos explicados en el juego, en todo caso), jabalíes gigantes atacando transeuntes y cagandote peleas, armaduras y elecciones de colores claramente seleccionadas para mantener la fantasía clásica... es todo muy, muy pastero. Igual puede comprenderse y aceptarse tal libertad, porque el período de la Guerra del  Peloponeso tiene poca documentación más allá de lo político y social.
Pero la recreación geográfica, arquitéctonica y artística weón son otra cosa. Me postro ante mi diosa Atenea agradeciendo una caminata virtual entre las calles polvosas de las ciudades-estado. Y hablando de calles polvosas, eso va de la mano con lo que decía sobre las concepciones erróneas: sea por el cine, por libros pencas de colegio o por tu tío neonazi encubierto, uno creció pensando que Grecia y Roma eran imperios con gente tan blanca como las esculturas y los pilares de sus templos y no po weón. Así como tampoco los templos y pirámides egipcias eran montones de arenisca con tallados entremedio sino que construcciones hermosas llenas de color, la Grecia clásica estaba llena de colorido por todas partes, tanto en las estatuas de madera que se levantaban en los cruces de caminos como aquellas magnánimas dentro de los templos. Lo mismo sus paredes, la ropa de la gente, y la gente misma. No puedes esperar blanquitos de pelo rubio ensortijado en un país mediterráneo y en una época sin bloqueador. Además ¿han visto los murales de los etruscos, vecinos de los primeros romanos? Los locos eran puros morenazos, igual que tu compañero de básica que siempre echaba la talla pero con menos mechas de clavo, e igual que los de cualquier fresco en cualquier ruina europea de la época. Quizás las más blanquitas eran las sacerdotisas minoicas, pero eran sacerdotisas, puede que vivieran encerradas como las vestales, pero con sus serpientes y sus tetas al aire. Entonces eso es lo bonito, ver una Grecia colorida y resucitada tal como pudo haber sido, según se sabe en base a estudios con luces negras o no recuerdo que weá a estatuas griegas.

Pero basta con lo estético, vamos a la historia. No, trataré de no contarla, pero si aquí les va otro cambio: ahora puedes escoger que tu personaje sea hombre o mujer y a su vez las decisiones que tomará en su viaje. Lo primero no cambia en nada la historia, de hecho yo elegí a Kassandra, la hice lesbiana en base a sus elecciones de pareja y marisquié por toda Grecia. Lo segundo si, a veces puedes elegir matar o no matar a un personaje u optar por una forma de ataque u otra. Algunas opciones repercutirán al final, otras nah. Y en este viaje del protagonista por encontrar a sus familia y destruir al Culto de Kosmos, la encarnación más antigua (que se sepa) de la Orden Templaria, se encuentra con varios personajes tanto históricos como ficticios que aportan su cuota de drama y comedia a la historia. Si, para que leer Electra si tienes el Odyssey, pero al menos Electra te la lees de una sentada. El Odyssey le hace honor a su nombre: No tengo puta idea de cuantas horas de juego llevo, aunque tampoco las uso mucho como referente porque soy lento para jugar, si el juego es bonito me gusta dar vueltas o planear bien un ataque, pero sumando la cantidad de personajes, los lugares a visitar, los vuelcos de la trama y como cada elemento tiene su propio final, tienes días de diversión y rabia por pelear inoportunamente con osos y cuatro misthios a la vez. Y más cuando instalas los DLC.
Mea weá, nunca explicaron el origen de la primera cuchilla

 Tengo entendido que se pueden jugar en cualquier orden, pero en ese momento me hizo más sentido jugar El legado de la primera hoja porque no sé. Esta campaña adicional se centra en la intervención persa durante la Guerra panhelénica y la introducción de una sociedad secreta llamada Los Antiguos, que buscan destruir a la descendencia de los Isu, conocidos como "aquellos que llegaron primero". La historia va de regular a buena, pero al final introduce un cambio inesperado. No es spoiler porque ya se levantó polvo por esta weá: ya no importará la condición sexual de tu personaje, tendrás un hijo igual. Claro que para calmar la polémica le insertaron una opción de diálogo en que puedes decir que lo tuviste para mantener tu sangre, pero no lo hice porque puta weón suena horrible. Aparte es Grecia, eran de género fluido.

Saber que había un juego de Indiana Jones con el mismo nombre significa que estás en estás en los grupos de riesgo y mejor quedate en la casa

Listo, lo terminé. Uf, que juegazo, largo como él solo. Tres DLC para añadir horas de juego. Y ahora viene El destino de la Atlántida, que te manda al inframundo mitológico (¿o aparente inframundo?) y luchas con y contra dioses, soldados con poderes (supongo que los hombres sembrados o los soldados hormiga, no cacho, no me lo dicen) y monstruos mitológicos y puta conchetumare me cansé. En serio. Me ha gustado mucho el juego, pero solo el juego base tiene MUCHO por hacer. Mucho. Desde las misiones principales, que parecen nunca terminar una vez que cierras el arco central, hasta las mini-misiones y contratos de trabajo (estos dos son infinitos, me quejo de weón). Entonces súmale lo poco atrapante del primer capítulo de La primera hoja, que en los otros dos mejora, y lo frustrante del de la Atlántida y tienes un juego esclavizante. Jugué el RDR2, que es largo y tiene harto explorable, pero es eso, se te va gran parte del tiempo dando vueltas y encontrando cosas porque el juego es bonito y te invita a eso, pero el Odyssey, que no tiene nada que envidiarle a esa obra maestra de Rockstar, está demasiado inflado.
Sé que la Odisea para muchos es pajera, pero weoooon.

Y es por eso que lo considero un buen juego, más entretenido que el anterior aunque menos convicente para nerdos y aficionados poco más que casuales a la historia como vuestro servidor,  pero sufre de un severo caso de hiperinflamiento. No obstante, si no les da paja dedicarle un mes y más a un juego, tiene harto que hacer. Yo personalmente me tomaré unos días más para seguir el último DLC porque ya me tiene las bolas tan inflamadas como mi colon.
No hay escala de calificación, solo mis palabras.
Apto para gente con tiempo. Ahora la mayoría, yo cacho.

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