El Ataque de los Tomates Asesinos y las trampas de la nostalgia

 La nostalgia es una pampa llena de espejismos.
 Desde que nuestra generación tuvo conciencia de su mortalidad (con apenas 16 años cumplidos) y tuvo acceso a internet, empezó a perorar como lo hicieron sus padres antes sobre como sus tiempos pasados fueron mejores, con mejor televisión, mejor música y todo más sano y toda esa mierda. Lo de la música no te lo discuto, porque si bien no la escuchaba en los 90 ahora si lo hago y me trae buenos recuerdos. Lo de los "buenos tiempos" es discutible, es el mito de la edad de oro a menor escala. Lo tele tampoco te lo niego; ¿se acuerdan de Teleduc? Yo no, porque era chico cuando lo daban y no tenía razones para pescarlo, pero si siento que lo necesitamos ahora que estamos viejos, con tiempo y endeudados. O no sé, franjas infantiles con todas las I para toda la programación infantil, no solo para la I amarilla. Y precisamente es con la tele con que la nostalgia nos juega más feo (¿Se acuerdan de las Ies? Eran bacanes. Gran valor Vivienne Barry).


¿Les ha pasado que han recordado con mucho cariño una serie de los 90 u 80 y ahora viejos, especialmente ahora con el encierro, la han visto? Las reacciones serán varias, según tu enfoque. Por ejemplo, mi mamá volvió a ver Remi y le gustó, porque la historia, basada en la novela Sin Familia de Hector Malot, es genuinamente buena y efectiva en lo emocional: es triste, te encariña con los personajes y luego los mata, tiene mucho drama y una pizca de comedia infantil que podrías ver con tu familia desde el pendejo de 4 años a la abuela de 200 años. Si bien le trajo recuerdos de su niñez-adolescencia, no se centró en ello, solo disfrutó la historia como antes. Por otra parte, me pasó que hace unos meses empecé a ver Los Dinoplatívolos en youtube, serie gringa que recordaba con mucho afecto porque siempre me han gustado los dinosaurios y extraterrestres, así que imaginate tener 6 años y ver ambos en la tele abierta... puta, era mi Woodstock '69. Como decía, vi dos capítulos de Los Dinoplatívolos, recordando mi niñez temprana yyyy no, el colegio no, lo odiaba, pero si a la tele, a los juguetes, a mi perra la Lady, el como penaban en la casa y me cagaba de miedo... una oleada de imágenes me inundaba los sesos mientras pasaba el opening, pero la veo y conchetumare que weá mas FOME. Me habré reído dos veces porque, no sé, me acordé de cosas como yo dibujando dinosaurios con mis amigos o bien una escena graciosa, pero al final me di cuenta de que la nostalgia eran lentes rosados y repasarla en vivo era ver todo sin filtro. O como dije, estar en una pampa llena de espejismos, donde deambulas por un páramo de tiempos idos y crees ver maravillas a lo lejos, pero son meras ilusiones, de las que te terminas de dar cuenta cuando las alcanzas y se esfuman. No ataco a la nostalgia, al contrario, la valoro mucho cuando te ayuda, como presenta este artículo gringo ilustrado que no es tan bueno, pero da para pensar.
Eso de los recuerdos falsos pasa mucho, para bien o para mal. A veces las cosas pudieron no ser tan malas como pensamos que fueron, como tampoco tan buenas. Por otra parte bacán si el recuerdo nos alegra, qué más útil que eso, pero si te toca enfrentarte a o revivir tu pasado con, en este caso, una película, te vas a dar de hocico contra los muros de la realidad. No va a ser doloroso, rara vez lo es, pero sí en la falsa frustración te vas a cagar de la risa.
¿A que viene todo esto? Es que cuando hablo de cosas del pasado con amigos, siempre sale la mención con cariño a la película que les gustaba:
- Compadre, La Mancha Voraz, pedazo de peliculón, me recagaba de miedo.
- Ooooh loco, como la It antigua, esa weá si era buena po, de machos, no como el maricueca de ahora. ¿Y te acordai de los Tomates asesinos? Me gustaba caleta esa weá.
- Siii, me acuerdo de los Tomates asesinos. Onda algo. Recordaba el título, como que la pasaron por Megavisión alguna vez, pero no recuerdo mucho.
- No, si yo tampoco, pero era buena.

¿Bajo que criterio era buena si no te acordai de ni una weá? O sea, puedes recordar que te gustaba, pero no basta para sentenciar que es buena. Por eso mismo fue que imbécilmente me bajé El Ataque de los Tomates Asesinos hace unos años (está en youtube, pero soy así, funciono desfasado) y anoche le di su chance, quizás por primera vez, quizás por tercera. ¿Qué hubo? ¿Decepción? ¿Re-enamoramiento? ¿Una vaharada de recuerdos a lo Ratatouille? Todo esto y más, después del salto.

Hay al menos dos mentiras ahí. O quizás nueve.

Primero que nada, ¿de que va esto? La historia comienza en algún punto a finales de los 70, cuando un ama de casa inadvertida es asesinada por un tomate. En algunos puntos cercanos, los tomates atacan a los habitantes y la policía se ve superada. Poco a poco los tomates avanzan por el país y la misión de detenerlos cae en un think-tank conformado por generales, un mayor al que nadie respeta, el ambicioso secretario del presidente, un científico japonés con otro gringo y un agente especial. Nadie da con una solución, así que por una parte buscan distraer a la población con publicidad pro-tomates, otros infiltrarse entre los tomates, hay una periodista que busca saber que pasa con los tomates y también hay un comando que no me acuerdo que chucha tenía pensado hacer. Se forma conflicto entre ellos, los tomates se hacen gigantes y el ejército se bate contra estos en una lucha épica donde correrá sangre y jugo.
Cada vez que mencioné a los tomates me refería a tomates tamaño tomate. Recuerden eso, que vendrá al tema. Si algo los diferencia de los normales es que estos son actores shakespereanos.



A diferencia de lo que "creía" recordar, la película no es de terror. De hecho, es tan poco memorable para un niño, siento yo, que es muy posible que lo que todos ustedes recordaban eran la 3 y 4, con tomates monstruos. Eso y la serie animada. Su director John De Bello, que no hizo más que Tomates Asesinos y una película con Lorenzo Lamas, la clasificó como una comedia musical de terror, algo que en verdad no es tan tirado de las mechas pues desde los 60 ya existía un caso con The Little Shop of Horrors, del rey del cine B Roger Corman. El cacho viene cuando te das cuenta de que la película tiene, con cuea, cuatro canciones que son el intro, la del publicista, la del soldado y la del final. ¿Eso la hace un musical? Hasta The Wicker Man vendría a ser más un musical. No obstante, las canciones no son tan malas y es porque hay otro elemento en la categoría, que es la comedia.
La comedia aquí está por todas partes pero a veces te roza sin hacer nada o simplemente no pega, como en una noche de humoristas aficionados. Hay harta comedia visual, que van desde lo ridículo como el negro, que es maestro del disfraz, disfrazado como Hitler o infiltrado entre los tomates, hasta lo referencial, como el científico japonés botando una foto del USS Arizona a una pecera (spoiler: Pearl Harbor) o la mina de la playa que dice "no volveremos a tener un presidente tan malo" (Nixon y Watergate venían recién pasando); pero también hay uno que otro juego de palabras entretenido si lo ves en inglés, situaciones absurdas de fondo, sobre todo en los cuarteles de lo que creo que es el Pentágono, weás muy "qué chucha" como la publicidad que cruza la pantalla, y hasta comedia desintencionada, que se da mucho por las actuaciones que van de "mejorable" a "si, bien". De hecho, creo que con lo que me reí más en toda la película fue con la mina que intenta seducir al comando psicótico y se le caen los lentes, los intenta agarrar al vuelo y vuelve a actuar.
En realidad, la comedia per sé no es taaaan mala. Juega mucho con lo absurdo y ridículo, si, de hecho podría ser un sucedáneo de esas del trío Zucker, Abrams y Zucker, maestros de la comedia física, absurda y llena de chistes visuales que quizás no nos suenan, hasta que cachamos en su catálogo títulos como "¿Donde está el piloto?" (Airplane!), "Supersecreto" (Top Secret!), "¿Y donde está el policía?" (¿que weá esos títulos de mierda? The Naked Gun I, II y III), "Loca academia de pilotos 1 y 2" (Hot Shots! y Hot Shots! Part Deux), entre las más conocidas y mis favoritas. El problema es que se queda corto en recibir halagos porque le falta algo en el "delivery" de algunas tallas, donde muchas veces te ayudan harto la cámara. Es en momentos así cuando el bajo presupuesto te perjudica, pero a su vez genera situaciones que sin querer te hacen reir. O quizás lo que extraño es que tengan más de eso que el trío ZAZ hizo su sello personal: llenar cada escena con una talla que, si no está frente a ti, está pasando ahí detrás.
Otro problema que presenta, y que le criticaron al principio y le encuentro razón, es que es una oportunidad perdida para hacer una parodia. Se supone que se clasifica como una, pero ni cagando, no tiene nada de parodia, con la excepción de una pequeña parte de Tiburón que sacará un "já" y quizás un "jajá" en aquellos días. Hay personajes que parecieran apuntar a que es una parodia, como el científico japonés que habla como doblaje gringo de Godzilla, pero el resto solo son personajes excéntricos y por defecto chistosos. Hay harta talla de su época, sí, como lo que mencioné sobre Nixon y la canción "arma" que suena en la radio, Puberty Love, que es una obvia parodia (ahí hay otra) al cover de Puppy Love de Donny Osmond, que en 1978 aún era un hitazo. Dato Rossa que no sabía: esta parodia desafinada la cantó un pendejo Matt Cameron, ahora conocido como el baterista de Pearl Jam.

Mencioné por ahí el presupuesto y ese es un elemento a tener en consideración, creo yo, antes de ver la película. Con la escena introductoria ya notamos que esta weá es super precaria. Lo bueno es que no le molesta serlo y le saca provecho a esto. El presupuesto era de 100 mil piedrólares, que en términos de costes de producción es un moco, más cuando gastaron 60 mil arrendando un helicóptero que más encima se cae a mitad de filmación. Y eso está en la película, no podían perder la toma ni la plata. Lo que se ve es que el rotor trasero del helicóptero toca tierra, se desestabiliza, da unas vueltas y directo al suelo. El piloto se salvó, en todo caso. Dado esto, el resto del presupuesto debió irse en tomates, la ropa de segunda mano para los soldados y supongo que las escenas en el hotel. A los extras no les habrán pagado, porque en realidad gran parte de ellos eran gente que prestó plata para que se realice la película. Y también, para abaratar costos, la escena final está combinada con tomas de maquetas super bien hechas, pero a la vez más falsas que la cresta. Por otra parte, una premisa tan ridícula no necesita de tanta plata, menos cuando saben sacarse recursos de la nada, como los tomates atacando autos o comiéndose al pequeño Jimmy en una escena que solo es narrada por los viejitos que la ven.

Llegados a este punto, aparece la díficil tarea de discernir a que nos lleva todo esto, si es mala o buena, sobrevivió al paso del tiempo o no y si es recomendable o mejor paso.
Es maluenda. Digo, si te gusta la comedia física, si entiendes las tallas cuando son en inglés y estás dispuesto a tolerar más de un chiste malo, puedes sentarte y tragarte esta hora veinte de película, que tampoco es tanto. De hecho, entra a una categoría de películas de culto que he visto que son "tan malas que son tan buenas". Se supone que eso las hace de culto, aunque no siempre. En mi caso rara vez pillo algo así, siempre suelen gustarme con todas las de la ley. Sé que hay muchas en esa onda, pero hasta el momento es la única o una de las pocas que encuentro que calcen 100% con esa definición.
¿Envejeció bien? Para nada. Es un poco chistoso el concepto por lo ridículo, pero la carencia de efectos y nada más que lo sostenga se hace medio pajero; solo queda esperar a que pase algo chistoso y ver si te hará gracia o no.
¿Recomendable? Como dije, si les gusta la comedia física y nunca esperan nada bueno de nada ni nadie, adelante, aquí está en horrendo españolízimo. No esperen parodia porque no es, ni esperen musical porque con cuea hay. Y si quieren dejar su niñez rota en alguna parte, el basurero está a la derecha. Porque esta ni cagando es la película que tantos puntos de nostalgia le anotaste; ni cagando un niño se bacilaba esto. Quizás ahora lo hagas, sácale provecho a tu adultividad.

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