Hace unos días o la semana pasada, no tengo idea del paso del tiempo, me agarré de las mechas con la motivación, pero llegamos a buenos términos porque al final de la edición me sentía super motivado. El problema es que la motivación sola es pura pólvora sin munición: está ahí con toda esa energía contenida y un poquito de calor la enciende y hace explotar sin que siquiera haya disparado su proyectil. Así que la motivación comenzó a perder fuerza hasta que le hice un canalito por donde guiarse y me puse a aprender a editar videos. Entretenido y satisfactorio, independiente de cuan horrendo quede. Pero hay una pequeña fuerza aquí que se quedó en su rincón seguro esperando a que yo deje de vituperar y tirar brazadas a todas partes para luego irse. Y no te zafaste, Inspiración.
Para los griegos y romanos, la inspiración era iluminación provista por las musas; para los poetas romanticistas, como Shelley, la inspiración era entrar en comunión con visiones divinas; para Freud era una mera proyección de la psique. Recuerdo haber leído por ahí que Poe, aún compartiendo algo del pan con el romanticismo, no creía en la inspiración como una visión de un plano superior y solo escribía. Cada una suena bonita por si sola, o hasta lógica, pero me queda grande la de los romanticistas cuando considero inspiración por fin escribir un artículo bien redactado pero con un contenido abyecto. Por otra parte, tampoco hay musas reales a quien solicitarles una tacita de inspiración. Pero igual se los pido, sé que en mi cabeza se esconden bajo otra forma y se rajarán.
La inspiración... es complicado el tema, porque supongo que todos tendrán una concepción diferente de esta, pero para mi es simplemente un brote creativo que necesita exteriorizarse. Porque siempre lo ligo con creatividad, no hay otra manera. No hay inspiración para destruir, ese es un trabajo muy mecánico, pero sí se necesita para diseñar una idea, planificarla, desarrollarla y ejecutarla. Y como dije en la entrega anterior, de nada sirve el objeto en el espacio sin la fuerza que la empuja, que sería la motivación.
En este encierro me las he craneado de mil maneras para ver que hago (así fue como nació el blog, de hecho, nuestro trabajo conjunto con Godard), he tenido ideas bacanes para dibujar y escribir, pero muchas otras murieron en el aire porque no había motivación para hacerla. ¿Como remilchuchas no pueden trabajar en conjunto? ¿Serán un símbolo de nuestra propia incapacidad humana de ir por el mismo camino? O simplemente estaré haciendo las weás mal, quien sabe. Pero siempre hay herramientas para ayudar: uno nunca está lo bastante desmotivado como para no agarrar el primer lapiz y papel o el mismo celu con su grabadora y traspasar la idea, para aprovecharla cuando se pueda. Por mi parte lo he hecho y cuando las veo de nuevo me digo "¿que pensaba cuando escribí esta mierda?". Nada que no me diga cuando leo otros post anteriores, así que es lo de menos.
De vez en cuando, sobre todo en otros días, la inspiración venía constantemente, sea viendo una película y enfocándome en un pequeño elemento de esta, escuchando música, pisando caca o viendo las caras de la gente dentro de la micro. La carita elusiva de esa musa está en todas partes, pero se requiere de un estado de percepción especial para verla entre el ruido blanco de los estímulos sensoriales. Y cuando la ves ¡PAF! nace Chocapic y de paso viene esa inquietud de tener que plasmarlo en la herramienta que la disciplina requiera. De hecho, ahora que la pienso, muchas veces la inspiración es lo bastante fuerte en si como para traer motivación consigo misma, pero quizás por edad, quizás porque más de una vez la he forzado y termina en un trabajo charcha como este, últimamente ambas trabajan separadas.
Dado los hechos y puesto que no hay respuesta del que weá pasa, por qué no veo la dulce cara de la inspiración sonreir entre las costuras de la realidad, le doy un sólido 4/10, porque si bien me ayudó caleta cuando en verdad no lo necesitaba, siempre me saca una sonrisa personal, una talla que nadie entiende y un momento de relajo cuando agarro el lápiz o me pongo a escribir. Pero puta que anda esquiva ultimamente, por la chucha.
Con su tardanza, va a pasar |
La inspiración... es complicado el tema, porque supongo que todos tendrán una concepción diferente de esta, pero para mi es simplemente un brote creativo que necesita exteriorizarse. Porque siempre lo ligo con creatividad, no hay otra manera. No hay inspiración para destruir, ese es un trabajo muy mecánico, pero sí se necesita para diseñar una idea, planificarla, desarrollarla y ejecutarla. Y como dije en la entrega anterior, de nada sirve el objeto en el espacio sin la fuerza que la empuja, que sería la motivación.
En este encierro me las he craneado de mil maneras para ver que hago (así fue como nació el blog, de hecho, nuestro trabajo conjunto con Godard), he tenido ideas bacanes para dibujar y escribir, pero muchas otras murieron en el aire porque no había motivación para hacerla. ¿Como remilchuchas no pueden trabajar en conjunto? ¿Serán un símbolo de nuestra propia incapacidad humana de ir por el mismo camino? O simplemente estaré haciendo las weás mal, quien sabe. Pero siempre hay herramientas para ayudar: uno nunca está lo bastante desmotivado como para no agarrar el primer lapiz y papel o el mismo celu con su grabadora y traspasar la idea, para aprovecharla cuando se pueda. Por mi parte lo he hecho y cuando las veo de nuevo me digo "¿que pensaba cuando escribí esta mierda?". Nada que no me diga cuando leo otros post anteriores, así que es lo de menos.
De vez en cuando, sobre todo en otros días, la inspiración venía constantemente, sea viendo una película y enfocándome en un pequeño elemento de esta, escuchando música, pisando caca o viendo las caras de la gente dentro de la micro. La carita elusiva de esa musa está en todas partes, pero se requiere de un estado de percepción especial para verla entre el ruido blanco de los estímulos sensoriales. Y cuando la ves ¡PAF! nace Chocapic y de paso viene esa inquietud de tener que plasmarlo en la herramienta que la disciplina requiera. De hecho, ahora que la pienso, muchas veces la inspiración es lo bastante fuerte en si como para traer motivación consigo misma, pero quizás por edad, quizás porque más de una vez la he forzado y termina en un trabajo charcha como este, últimamente ambas trabajan separadas.
Dado los hechos y puesto que no hay respuesta del que weá pasa, por qué no veo la dulce cara de la inspiración sonreir entre las costuras de la realidad, le doy un sólido 4/10, porque si bien me ayudó caleta cuando en verdad no lo necesitaba, siempre me saca una sonrisa personal, una talla que nadie entiende y un momento de relajo cuando agarro el lápiz o me pongo a escribir. Pero puta que anda esquiva ultimamente, por la chucha.
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